jueves, febrero 19, 2009

La hermosura de la dialéctica

a mi profesor de filosofía..
Estoy viva como fruta madura dueña ya de inviernos y veranos, abuela de los pájaros, tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón y, niña, tiemblo en los atardeceres, me deslumbran el verde, las marimbas y el ruido de la lluvia hermanándose con mi húmedo vientre, cuando todo es más suave y luminoso.
Crezco y no aprendo a crecer, no me desilusiono, ni me vuelvo mujer envuelta en velos, descreída de todo, lamentando su suerte. No.
Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,de la tierra paridael canto de los pueblos, los brazos del obrero construyendo, la mujer vendedora con su ramo de hijos,los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Sí.
Es verdad que a ratos estoy triste y salgo a los caminos, suelta como mi pelo,y lloro por las cosas más dulces y más tiernasy atesoro recuerdos brotando entre mis huesosy soy una infinita espieral que se retuerce entre lunas y soles, avanzando en los días, desenrollando el tiempo con miedo o desparpajo, desenvainando estrellas para subir más alto, más arriba, dándole caza al aire, gozándome en el ser que me sustenta, en la eterna marea de flujos y reflujos que mueve el universo y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día mis ojos encenderán luciérnagas.

Educacion "Superior"

"Las reformas verdaderas empiezan entendiendo el mundo como es, y de ahí proponer, sólo así se puede cambiar realmente"
Ziauddin Sardar, filófofo y crítico inglés

UNIVERSIDAD: Democracia que se ofrece a México

Democratización De Instituciones
La tercera Ola llegó impregnando a América Latina de una duda en sus sistemas, si bien, en muchos países que pasaron por regímenes dictatoriales, el retorno de los males del pasado no era algo por qué preocuparse, sin embargo, a la par que la democracia se venía gestando, también surgieron las dudas acerca de su naturaleza y su rumbo, donde las instituciones son el objetivo en la mira.

El caso de México es aún poco más complejo, y cuya nueva democracia surge a través de procesos específicos, entre negociaciones de la clase política y presiones del sistema. Donde la conciencia de esta “seudo-democracia” (como algunos catalogan) exige una cada vez un mayor acercamiento a las instituciones y una lucha de construcción que por el contexto de nuestro país, es uno de los principales temas de debate.

Los logros que se han dado, son precisamente a través de las instituciones que cada vez son más del dominio público, que están a la luz y responden a intereses de todos los ciudadanos. La democracia hoy es la bandera con la que el mundo se dirige, aunque en ocasiones resulte un discurso, y se confunda a la democracia con una simple liberalización de derechos políticos, pequeñas aperturas.

Sin duda, la democracia, es aún más y tiene que ver con supuestos de mucho más alcance dentro de los que entran la búsqueda de una igualdad de oportunidades, el debate público, la descentralización de las fuentes de información, la libertad de asociación, la igualdad de capacidades, el aseguramiento al respeto de los derechos humanos, en fin, una serie de cuestiones que sitúen al ciudadano en un lugar donde realmente sea capaz de incidir en la construcción del futuro social.

De esta manera, existen instituciones como la universidad, cuya importancia hablando de carencias de democratización de la vida nacional, vienen a tener capacidades tan grandes como su responsabilidad en la transformación de la realidad nacional a través de la formación de universitarios que construyen en su conjunto con otros la sociedad civil del país.

Sabiendo que la sociedad civil puede ser como señala Benjamín Barber, desde un punto de vista empírico lo que realmente somos; o otro normativo: que describe cómo deberíamos de comportarnos. Donde, según su postura, la concepción de sociedad civil debe ser de una manera integral, donde “su significado normativo ideal marcado por ciertos ideales de carácter democrático, esté unido de manera inextricable a varias actitudes y prácticas cívicas que circundan nuestra existencia”[1]

Por su parte Raúl Hernández Vega, en su libro “La idea de sociedad civil” nos da una explicación acerca de cómo pensamos en la sociedad civil. Él atribuye dos características: una, es la conciencia a la compresión del otro, donde desde su sentido ético se desborda el yo se orienta hacia el otro (se comparte, se padece, se construye, sentido de humanidad). La segunda característica es en referencia a la posición anti-sistémica de la sociedad civil, ya que la relación sujeto-sistema no es lo esencial sino la compresión de las relaciones humanas. De esta manera, las universidades tienen una gran tarea a cumplir, que es reproducir este ideal democrático en los ciudadanos asisten a las academias.

Universidad como concepto
La universidad como institución la explica, Jaime Castrejón Diez, a lo largo de la historia desde diferentes perspectivas como un espacio donde una elite podía llegar a ser parte del grupo de los dirigentes sociales o una elite encargada de resolver los problemas sociales, donde las exigencias contemporáneas donde este concepto de elite en teoría buscar ser cambiado por una universidad de masas.

También concibe a la universidad como organización ya que poseen una estructura de “gobierno” una comunidad que los conforma y una serie de objetivos (claros o no) que sigue el grupo en general, según las entidades que posean el gobierno de las universidades, este autor, las cataloga en burocrático, colegiado o político. Y por último la Universidad como comunidad, de lo cuán realiza un debate sobre.. ¿quién es realmente la comunidad? Sin duda, Castrejón Diez, a lo largo del libro presenta una postura acerca de la universidad como una institución –Funcionalista- que debe de rendir frutos a la productividad y al sistema existente y que no tiene ningún compromiso sociales intrínsecos a su función, incluso compagina con la idea del adoctrinamiento según las fuentes del financiamiento de las universidades, explicando sus puntos haciendo referencia a autores como Pierre Bordieu, Talcott Parsons y Allain Touraine, el cual, considera que una universidad “integrada” debe de concentrar sólo tres funciones: producción de conocimientos, enseñanza del conocimiento científico y la aplicación de la ciencia (profesionalización).

Por otro lado, existen autores con una postura distinta por ejemplo Robert Hutchins que señala en su libro La Universidad Utopía lo siguiente: “La exigencia de libertad académica se basa en la elevada y seria vocación de la profesión educativa. Esa vocación es la de pensar. Una universidad es un centro de pensamiento independiente. Como centro de pensamiento, y de, pensamiento independiente, es, así mismo un centro de crítica. La libertad de la universidad moderna, en una sociedad democrática, no se basa en los restos de una tradición medieval, sino en la premisa de que las sociedades requieren centros de pensamiento y crítica independientes si ha de progresar ,o, aún, sobrevivir”

De lo anterior, es evidente que existe un debate en términos de la función de las Universidades, cuyas explicaciones anteriores se reproducen en los centros de estudios de nuestro país, con más frecuencia, las del primer tipo.

Sin embargo, existen intelectuales que se han dado a la tarea de repensar el papel de la Universidad, y de ellos, han salido valiosos escritos a manera de propuestas como –Papel y Perspectivas de la Universidad- o –La Educación Superior en el siglo XXI, entre otros textos que se logran a través de foros o producción conjunta de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, que sin duda, no limitan la función y el compromiso de las universidades con el contexto actual, con la libertad y la democracia.

Universidad en México
y su vínculo con la libertad, desarrollo y democracia

La cultura política en México, sobre todo en términos de democráticos ha quedado rezagada al voto en los procesos electorales, en los medios de comunicación la centralización de la información es innegable, el monopolio de estos mismos, la desigualdad creciente, las cerrados canales para el acceso a cargos público, etc. son cuestiones que retrasan el camino. Aunado a los problemas de seguridad y económicos que se ven en las calles. La pregunta es.. si no es en la Universidad donde se debaten todas estas cuestiones sin restricción alguna, si no es donde se produce la información libre e independiente necesaria para la circulación de ideas, si no es en la universidad donde se convergen distintos tipos de realidades que vayan gestando una real transformación social, ¿dónde?.

En una sociedad como la nuestra, donde, las libertades de los ciudadanos y sobre todo las capacidades se ponen en tela de duda, la Universidad viene a ser en un espacio que concentra las expectativas de ese –cambio- que esta en el imaginario colectivo, de ese cambio que se espera. Sin embargo, las tendencias muestran los contrario.
“Las Universidades del país viven hoy transiciones difíciles. Las presiones demográficas y sociales, las exigencias políticas, las angustias presupuestales, los cambios culturales y educativos y sobre todo los retos de la economía nacional e internacional, las abruman y las enfrentan a decisiones nada fáciles. Se les exige calidad, se las obliga a modernizarse, a ser eficientes, a preparar los cuadros que requiere el mercado, a desarrollar una cultura empresarial, a innovar en sus métodos pedagógicos y en sus procesos de gestión, a evaluarse y acreditarse sobre bases sólidas; y se les propone la “sociedad del conocimiento” como el paradigma obligado del futuro: si el conocimiento es –y lo será cada vez más- el eje vertebrador de las economías globalizadas, corresponde a los sistemas educativos y sobre todo a las universidades generar, proveer y distribuir ese conocimiento indispensable”. (Latapí, 2007)

Precisamente, Latapí Sarre, describe lo que las Universidades cargan como pesos sistémicos y por otro lado las necesidades internas que no armonizan con una línea de acción única a seguir para enfrentar todas tensiones a las que se enfrenta.

Por su parte, El artículo 7° de la Ley General de Educación señala ciertos fines y objetivos de la educación superior a los que se someten también instituciones descentralizadas y privadas:
contribuir al desarrollo integral del individuo para que ejerza plenamente sus capacidades humanas.
*Favorecer el desarrollo de sus facultades para adquirir conocimiento así como la capacidad de análisis, observación y reflexión críticos.
*Infundir el conocimiento y la práctica de la democracia como la forma de gobierno y convivencia que permite a todos participar en la toma de decisiones al mejoramiento de la sociedad
*Promover el valor de la justicia, de la observancia de la ley y de a igualdad de los individuos ante ésta, así como proporcionar el conocimiento de los derechos humanos y respeto a los mismos
*Fomentar actividades que estimulen la investigación y la innovación científica y tecnológica
*Desarrollar actitudes solidarias entre los individuos para crear conciencia acerca de la preservación de la salud, la planeación familiar y la libertad responsable.

El fomento a todos estos valores no parece ajustarse exactamente a las exigencias que Latapí señala sobre las universidades, por lo cual, es necesario replantear una política educativa integral que hasta el momento no parece al menos planearse.

Contexto Universitario, ¿dónde está la democracia?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es necesario dar un vistazo a algunas realidades actuales de enseñanza superior y ver qué tipo de democracia realmente se está ofreciendo a México.

Como ya hemos visto anteriormente, la universidad a lo largo de la historia ha cumplido con un papel de reproducción de élites, incluso algunos autores señalan que la función de la universidad es asegurar la movilidad social de los sectores ciudadanos, en México, tenemos que por ejemplos el 50 por ciento de la matrícula en universidades se concentra en: el Distrito Federal, Edo. de México, Jalisco, Nuevo León y Puebla, es decir, sólo en 5 de 32 entidades del país. Mientras otros estados como Tabasco cuentan con apenas 2 por ciento de la nacional, y más bajo aún se encuentra Zacatecas 0.9 por ciento y Baja California Sur con 0.4 por ciento (SEP-SESIC,2001).. Los programas nacionales de BECAS resultan ser sólo un paliativo y demuestran tener irregularidades en los procesos de selección.

Para el 2004 se calculaba que existían 2 millones 147 mil 075 estudiantes, es decir sólo el 2.09 por ciento del total nacional, lo cual representa educación sólo para el 19 por ciento de los jóvenes, 1 de 5. (lo cual nos ubica aún debajo de cifras de cobertura en comparación de países más pobres como Bolivia y Ecuador)[2]

Por otro lado, de los jóvenes que estudian la demanda del 49 por cierto se encuentra concentrada áreas como Ciencias Sociales y Administrativas. Mientras que el en el área de ciencias Agropecuarias sólo el 2.5 por ciento y en ciencias naturales y exactas solo un 2 por ciento. Esto nos habla de una desatención a las necesidades reales del mercado laboral interno y una concentración en áreas de estudios que dejarán a miles de jóvenes desempleados, lo cual genera incertidumbre y a su vez puede ser causante de otros problemas sociales y que de ninguna manera incentiva al acercamiento con procesos democráticos.

Todas estas cuestiones impactan en el tipo de democracia que se ofrece en estas instituciones y las desigualdades que se reproducen debido al carácter de elite (de ahí que se diga que no existe la educación gratuita ya que el acceso no es una decisión que un ciudadano común tenga en sus manos, sino que responde al funcionamiento entero del sistema, considerando también el aumento de las instituciones privadas en educación superior y la matrícula en las misma), la inaccesibilidad, la incertidumbre en la tasa de empleos, la falta de planeación de profesionistas que se necesitan y la ausencia de estos temas en debate público.

Tendencias de la Educación Superior en México
La educación superior en México presenta grandes retos que parecen de verdad difíciles de cumplir si se desea avanzar hacia el cumplimiento ideal de lo que está llamada a ser. El contexto ya ha sido analizado por diversos organismos como la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior o autores como Carlos Topete Barrera y se han marcado distintos escenarios en materia de necesidades, por su parte el estudio realizado por las ANUIES se toma en cuenta la demografía, la cobertura en educación, desarrollo económico nacional sus tendencias, migración, desarrollo de centros urbanos, tasas de empleo, desarrollo regional y mercado mundial, y los factores políticos y sociales que intervienen en el desarrollo de las universidades. Todo lo anterior muestra distintas posibilidades, donde evidentemente las tendencias parecen presionar aún más las presiones del sistema educativo y parecen posicionar de una manera más lejana el acercamiento hacia una institución equitativa y de calidad que sea la principal constructora de una democracia real a nivel nacional. El lograrlo requiere de la planeación y desarrollo de políticas públicas que respondan a un plan nacional de desarrollo, que otros países tales como la India han asimilado con sus políticas públicas, obteniendo resultados de grandes implicaciones económicas y políticas.

Por su parte Carlos Barrera Topete, en su artículo “La universidad en transición: tres escenarios probables” nos dice que se empiezan a explicar 3 visiones futuras de la universidad:
TENDENCIAL
*contexto:
globalización, privatización, desregulación, descentralización y establecimiento del mercado de la educación superior
Procesos Internos: Exclusión de maestros alumnos e investigadores, comunidad académica segmentada, maestros como gerentes del conocimiento, recomposición de la oferta educativa,
Resultados: Conocimiento con valor económico, oferta educativa según necesidades de mercado, impulso a la relación académico-industrial, reelitización de la matrícula, desempleo creciente de estudiantes, aumento en la educación superior privada
DE TRANSICIÓN
*contexto:
indefinición del tránsito de lo público a lo privado, esfuerzo de fortalecimiento de la sociedad civil, impulso a acuerdos básicos entre actores sociales, reducción del mercado estatal de trabajo
Procesos Internos: Programas de calidad y productividad, mecanismos de evaluación educativa, pérdida de libertad de investigación y de cátedra, coexistencia del conocimiento con valor social y con valor económico.
Resultados: Procesos de simulación en la docencia, investigación y administración, diferenciación y diversificación de instituciones, competencia entre educación superior pública y privada, diferenciación institucional
ALTERNATIVO
*contexto:
resolución de los dilemas: competitividad y derechos sociales, equilibrio entre lo público y lo privado, racionalidad técnica y moral, tecnología ecológica
Procesos Internos: Currículo ecológico y valoral, perfil del egresado conciente de la transición, programas de actualización de investigadores y maestros, participación en consejos universitarios, planeación interactiva, recuperación del significado social de ser docente y profesionalización, conocimiento con valor social y ecológico
Resultados: Oferta educativa asociada al modelo de desarrollo sustentable y con justicia social, comunicades académicas neodisciplinarias de acuerdo al nuevo paradigma científico tecnológico, complementación interinstitucional.

Estos tres escenarios plantean a su vez, desafíos específicos a los que hay que atender de manera diversa. Evidentemente, es el escenario tendencial el más probable a desarrollarse en el corto plazo, sin embargo, pueden ser estas consideraciones y visiones las que den pauta a la planeación de políticas públicas que empiecen a marcas los cambios en los procesos de formación profesional y sean capaces de enfrentar el contexto para una universidad nacional más integral, sin importar sus especificidades inmediatas.

Re-pensar al estudiante en una era del consumo
Por último, es importante reflexionar acerca de los sujetos que son hasta cierto momento independientes de las fallas del sistemas, se podría decir que hasta el momento de su matrícula. Abordando nuestro central interés en vista de una construcción democrática a través de las Universidades, es necesario preguntarnos ¿quién es el estudiante? ¿qué quiere el estudiante? ¿qué piensa el estudiante?

El estudiante universitario tiende a ser un joven de estrato socioeconómico medio alto, que no representa a la mayoría de los jóvenes de su edad, cuyas aspiraciones probablemente sean obtener un trabajo e iniciar una escalada en la pirámide económica que lo sitúen en una clase social más alta. Sin embargo, lo anterior responde a una generalización, que incluso por la incertidumbre laborar es difícil que se cumpla del todo.

El estudiante universitario, en ocasiones desconoce las realidades que se encuentran fuera de las aulas, lo cual lo hace incapaz de cumplir realmente su función social de manera óptima, lo cual le da una percepción de vivir en una sociedad sin clases mientras la realidad social esta cada vez más polarizada.

El estudiante debería de ser ese que lleva la batuta en los temas más importantes del contexto actual, esa mente libre en el debate de las ideas y de la confrontación con la realidad, con un pensamiento sin compromisos empresariales ni sino con el compromiso del conocimiento, del saber y el cumplimiento de su función social. Lo cual, evidentemente, sería sacarlo del paradigma de ser un obrero en adoctrinamiento, una pieza más en un sistema ya establecido, con incertidumbre a ser utilizada.

Autores como Guidi Kawas señalan que la calidad de un país depende de la calidad de mujeres y hombres y de educación que desarrolla, viendo a esta misma como un elemento de justicia social, un derecho humano fundamental y un insumo estratégico para el desarrollo.

El papel del estudiante ha sido tratado en muchos discursos como un ente casi simbólico, al que el futuro siempre le queda bien. Es necesario, en este repensar a la universidad como una institución de la que emana el legado democrático de la nación, de la misma manera, saber que el estudiante es hoy, una pieza clave del cambio social, igualmente responsable y capaz de actuar por todas las características que le han beneficiado y le han ayudado a situarse como tal en medio de toda la población, lo cual es difícil en esta época donde la invitación al consumo es lo principal en los medios de comunicación y socialización.

Conclusión
Hoy en día podemos decir que la universidad sí cumple una función: la reproducción del sistema actual. Los cambios necesarios y sus limitantes, la creciente privatización del conocimiento, la necesaria diversificación en áreas de estudios que se ofrecen de manera que atiendan las necesidades del México complejo de hoy en día, los retos enormes en accesibilidad de manera que se vuelva más equitativa consiste en una valoración de la realidad a la que es urgente responder.

Las cuestiones abordadas en este escrito no son algo nuevo concerniente a la universidad y el déficit democrático de la vida nacional, las contradicciones y deficiencias son reales y preocupantes, y su nivel de alcance abarca a las instituciones públicas y privadas en diferentes aspectos. Sin embargo, a pesar de ser un asunto conocido por todos, es casi increíble que la reflexión sobre este asunto no ocupe los principales puntos en la agenda nacional y que muchas instituciones sigan reproduciéndose como espacios de adiestramiento pero no de creación de conocimientos y relaciones sociales que transformen a nuestro país y le den ese carácter de progreso y democracia que deberían ser inherentes a su existencia.

La elección forma parte de la reinvención del pensamiento, la formación de una nueva cultura académica y política, hacer de una vez por todas productivas las interacciones existentes entre los sectores, el replanteamiento del estudiante y del ciudadanos que lucha por instituciones eficientes y legítimas y sobre todo, que siga el camino de abrazar causas propias, independientes, una voluntad autónoma que siga en búsqueda de esos espacios necesarios para que de una vez por todas, esta formación de universidad y de nación, la marque de una manera tan tajante que nunca se vuelva a repetir la historia que hoy inunda el contexto de la educación superior en México y la universidad tenga algo más qué ofrecer.

[1] como el mismo autor toma de referencia esta concepción para el desarrollo de su libro “Un lugar para todos”.
[2] Cifras contenidas del artículo: Tendencias de la Matrícula de Educación Superior En México de Guadalupe Escamilla Gil publicado en la Revista Mexicana de Orientación Educativa N° 2, Marzo 2003-Junio 2004.
-Arredondo Galvan, Víctor M (1995) Papel y Perspectivas de la Universidad, México, Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. 1995. Temas de Hoy en la Educación Superior 4.
-ANUIES (2000) La Educación Superior en el Siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo. Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. México.
- Bolos, Silvia (1995) Actores sociales y demandas Urbanas, México, Plaza y Valdez Editores, pp. 39-101
-Castrejón Diez, Jaime (1990), El concepto de Universidad, México, Editorial Trillas, pp. 129-159
- Cheresky I. y Pousadela I. (2001) Política e instituciones en las nuevas democracias latinoamericanas, Argentina, Piados, pp. 19-58
-Chomsky, Noam (2007), La (des)educación, España, Critica Editorial, S.A.
- Chomsky, Noam (2002), Política y Cultura a finales del siglo XX: un panorama de las actuales tendencias, España, Editorial Ariel, pp. 11-85
- Frondizi, Risieri (2005), La Universidad en un Mundo de Tensiones: misión de las Universidades en América Latina, Argentina, Eudeba.
- Reséndiz Núñez, Daniel (2000), Futuros de la educación superior en México, México, Siglo XXI, pp. 21–34